Crisis universitaria: tomar las calles para defender la educación pública

El ajuste de Milei produjo que este año las universidades tengan el presupuesto más bajo que se registra desde 1997 a la fecha, que en los hechos es un 72% más bajo en términos reales con respecto al año pasado.

La situación de las universidades nacionales es crítica: con el mismo presupuesto que en 2023 y con una inflación interanual que supera el 270 por ciento, el dinero disponible solo alcanzará hasta mayo o junio. Esto significa    que está en el inicio del segundo cuatrimestre por el desfinanciamiento que podría dejar a 300 mil trabajadores docentes y nodocentes en la calle y a 2,5 millones de alumnos en un limbo, sin chances reales de continuar con sus carreras. 

Por falta de fondos, la Universidad Nacional del Comahue dejará de pagar servicios básicos correspondientes a marzo. “Se verá afectado por ejemplo el servicio de limpieza, intensificándose la reducción de turnos, quedando establecida la prioridad solo para aulas y baños. Se suspenderán servicios de telefonía, y no habrá manera de poder pagar la próxima factura de luz y menos la del gas cuando venga el frio”, declaró la rectora Gentile.

La Universidad Nacional de Quilmes, registró una situación similar, ya que el gasto de energía eléctrica en el primer bimestre de 2023 de $ 4.827.120, en el mismo período de este año y con un consumo equivalente llegó a $20.125.103. En la Universidad Nacional de Rosario ya racionalizan el uso del papel higiénico. En la UBA, corren serio riesgo de interrupción las actividades de los hospitales universitarios que atienden y realizan tratamientos a pacientes sin obra social. Esta situación se suma a otras que se dieron a comienzos de la cursada cuando algunas instituciones de educación superior debieron notificar que se recortaría la oferta de materias que los estudiantes podrían elegir para cursar, ante la imposibilidad de poder pagar asignaturas extra. También se cortaron programas de becas de ayuda para aquellos alumnos que necesitan, así como la suspensión de actividades de investigación y extensión.

Además, los incrementos salariales profesores/as y no docentes fueron sólo del 18% con una inflación del orden del 70% (de los cuales el 6 por ciento había sido pactado durante la gestión anterior).

El gobierno redobla la apuesta con más motosierra, la comunidad universitaria responde en unidad y en las calles

Desprestigian a las universidades -posiblemente las instituciones con mayor legitimidad social en el país- para justificar el ajuste. Califican de adoctrinamiento cualquier expresión política que surja de ella. Pero si fuera así, Javier Milei no estaría gobernando.

A esta situación que catastrófica no se llegó de un día para otro. Los sucesivos gobiernos han venido, uno tras otro, ahogando presupuestariamente a la educación superior. El que se esté con presupuesto 2023 es obra del gobierno de los Fernández y Massa, que se fue sin votar presupuesto 2024. Que los mismos no contemplen condiciones necesarias para que los estudiantes se sostengan, como becas, comedores, residencias y boleto, es responsabilidad de los funcionarios en cada casa de estudios, quienes proyectan presupuestos que no contemplan las necesidades del estudiantado.

Ante este dramático panorama el Frente Sindical de Universidades Nacionales (todos los sindicatos docentes y nodocentes), la FUA (federación universitaria argentina, gremio estudiantil) y el CIN (consejo interuniversitario nacional, que reúne a todxs lxs rectorxs de las universidades nacionales), acordaron convocan a una Marcha Nacional Universitaria del día 23 de abril, desde el Congreso Nacional a Plaza de Mayo. Toma relevancia que las tres centrales obreras -CGT, CTA Autónoma, CTA de lxs trabajadorxs- acompañen la marcha nacional universitaria   para defender la universidad pública, gratuita, laica y de calidad,  

Pero si este primer paso no se transforma en el comienzo de un plan de lucha será un esfuerzo desperdiciado. Al ataque de Milei solo lo derrotaremos con miles y miles movilizados, pero sobre todo con la comunidad toda tomando en sus manos la defensa de la universidad pública.

Proyecto de país y de universidad… ¡Por una universidad abierta a lxs trabajadorxs! ¡Pública, laica, gratuita y de calidad!

Los constantes ajustes dejan por fuera principalmente a la juventud trabajadora. En estas circunstancias urge pensar qué universidad queremos, si una universidad para unos pocos (quienes puedan garantizarse sus estudios) o una universidad llena de trabajadores y trabajadoras.

La lucha contra el ajuste del gobierno de LLA se tiene que transformar en una lucha multitudinaria por una universidad abierta y al servicio del pueblo, con edificios y aulas en condiciones, con becas para todxs quienes lo necesiten, y con docentes y nodocentes con salarios dignos. Es en esta pelea en la que el movimiento estudiantil puede ponerse en pie para luchar, no solo para evitar el cierre de hoy, sino además para construir una universidad al servicio de la clase trabajadora.